Unas palabras sobre Teatro Japonés, de Barbarella D’ Acevedo

Por:  César T. Towie Cuesta


El libro Teatro Japonés, escrito por Barbarella D’ Acevedo, lleva a un recorrido por las formas tradicionales del teatro japonés, revelando no solo su estética, sino también la profundidad filosófica que las sustenta.

Antes de entrar en detalles sobre el libro, me gustaría darles un poco de contexto. Cuando hablamos de teatro japonés, nos referimos a tradiciones escénicas muy antiguas como el noh, el kyogen, el kabuki y el bunraku. Cada una de estas formas tiene un estilo único y una historia que se remonta a siete siglos atrás. Tres de estas expresiones teatrales tradicionales han sido reconocidas por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad debido a su importancia histórica, cultural y su papel en la transmisión de valores y tradiciones. Estas son: kabuki (歌舞伎), el teatro más espectacular y visualmente impactante de Japón, nacido en el siglo XVII, declarado en 2005; noh y kyōgen —declarados en 2008—, que se consideran un conjunto porque surgieron juntos en el siglo XIV y suelen representarse en el mismo escenario; y bunraku —declarado también en 2008—, el teatro de marionetas japonés, desarrollado en el siglo XVII.

Aunque estas formas teatrales surgieron hace siglos, siguen siendo influyentes en la cultura contemporánea. De hecho, su estética y filosofía han inspirado a artistas visuales y creadores en todo el mundo. Esto hace que estudiar el teatro japonés no solo sea explorar el pasado, sino también entender su impacto actual.

El libro está organizado a través de un exquisito, detallado y exhaustivo recorrido por la historia del teatro japonés desde sus antecedentes hasta el teatro contemporáneo. En los primeros momentos, la autora nos introduce al origen y evolución del Nihon no Gekiyou “teatro japonés” desde el kagura y el sarugaku, entre otros, destacando sus raíces espirituales y filosóficas. Luego, profundiza en las características de cada estilo: el noh con su minimalismo y enfoque poético; el kyogen con su toque cómico y satírico; el kabuki, vibrante y dinámico y el bunraku con su sofisticada técnica de marionetas, además del kamishibai, hasta el shimpa y el shingeki, posteriores ambos a la restauración Meiji y el angura y la danza butoh contemporáneos. Exponiendo también su influencia en importantes dramaturgos y teatristas occidentales de la historia del teatro universal, así como en el cine japonés y el anime, tan populares en la actualidad.


Más allá del entretenimiento, el teatro japonés es un reflejo de la cosmovisión del país:

Noh y la impermanencia: Expresa la filosofía budista de la impermanencia (mujo), donde los personajes —muchos de ellos espíritus—, buscan redención en un mundo transitorio.

Kyōgen y la crítica social: Su humor revela una mirada irónica a la sociedad, satirizando la hipocresía de las clases altas.

Kabuki y el dinamismo: Refleja la energía y la pasión de la cultura urbana del período Edo, con personajes que luchan entre el deber (giri) y los sentimientos (ninjō).

Uno de los aspectos más interesantes del libro es cómo conecta la estética teatral con la filosofía japonesa. Por ejemplo, explora la noción de yūgen en el Noh, que alude a una belleza sutil y profunda, difícil de describir con palabras.

Desde mi experiencia en las artes visuales, encuentro fascinante cómo estos elementos escénicos se relacionan con la estética japonesa en general. Por ejemplo, la simplicidad en el Noh tiene paralelos con el sumi-e, la pintura japonesa en tinta. Además, la relación entre movimiento y quietud en el teatro, tiene ecos en la práctica del iaido, donde la acción surge de la calma interior, o el Kamae —la guardia—, el Kata —la forma—, el shite —nage— y el waki, también encuentran paralelismos en el Budo.

También, al comparar estas tradiciones con las filosofías asiáticas, se puede ver cómo el Taoísmo y el Budismo además del Sintoísmo, por supuesto, influyen en la forma en que se concibe el espacio y el tiempo en escena. Esto no solo enriquece nuestra apreciación del teatro japonés, sino que también amplía la comprensión acerca de la cultura asiática en general. En resumen, este libro no solo ofrece un análisis detallado del teatro japonés, también invita a reflexionar sobre cómo estas formas artísticas trascienden el tiempo y el espacio, conectando el pasado con el presente.

Creo así que el libro Teatro Japonés, de Barbarella D’ Acevedo, es un material de lectura y consulta importante y precioso para historiadores, actores, teatrólogos, bailarines, artistas visuales, diseñadores, especialistas en arte, e interesados en general. Para mí lo ha sido con creces. Estas tradiciones siguen vivas y en evolución. En Japón, siguen atrayendo público tanto local como extranjero.

Espero que les despierte su curiosidad y puedan apreciar la riqueza cultural que encierra el teatro japonés, que no solo es una forma de arte, es una puerta a una manera distinta de ver el mundo, donde lo visual, lo sonoro y lo espiritual se entrelazan. Tal vez la próxima vez que vean una obra, o incluso una película influenciada por estas tradiciones, puedan hacerlo con una nueva perspectiva.  


Artista Visual. Lic. en Educación Artística ISPEJV y Tec. Diseño Informacional IPDI. Profesor Asistente. Imparte la asignatura Arte Asiático en la Facultad de Artes Visuales de la Universidad de las Artes (ISA). Pres. (IWS) para Cuba. Presidente de la Cátedra de Cultura Japonesa (ISA). Presidente Academia Cubana de Iaido. Presidente Academia Cubana de Kyudo.

 

AHS 24 de julio de 2025
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