Por: Abel Guelmes Roblejo
Lo mejor de conocer a los autores de un libro (después que te regalen un ejemplar, claro), es constatar que tanto de ellos hay en sus textos. Cuando leemos el libro De tarde en tarde, de Lisy García Valdés, editorial Capiro 2019, uno siente que está escuchando la voz de su autora. Uno la descubre entre sus textos.
El sujeto lírico del cuaderno nos cuenta la historia de su familia, la suya propia. La voz suave y dulce de Lisy se transpira en estos versos. Nos narra fragmentos de sus tardes y días a lo largo de un año calendario, iniciando (por supuesto) por el ayer.
Desde enero hasta diciembre, el sujeto lírico transita por cada día de la semana, por cada momento del día y estación del año. Nos narra su visión de aquellos elementos más sensibles y que podrían pasar inadvertidos para cualquier ser con menos sensibilidad que la autora. Este detalle es algo que me llamó la atención desde la primera lectura. ¿Quién si no le haría un poema a una margarita, a una semilla, a la niebla del invierno en enero, a la espera, al padre que pone el café y “echa a andar la vida”?

Y así van autora y sujeto lírico describiendo, narrando esas tardes de domingo, esa primavera, verano, otoño e invierno, sin necesidad de decirlo. Incluso podría suprimir el nombre del mes y aún sabríamos sobre cuál momento del año estamos leyendo.
Pero eso no es lo mejor del libro. Inicio con este recurso porque me pareció tanto interesante como inteligente la idea de estructurar un cuaderno de poesía de este modo. Pero, al fin y al cabo, es un libro de poesía. Y eso es lo mejor y lo que sobra en De tarde en tarde.
Lisy es una autora de un tono firme y delicado, pero fuerte. Una autora con una gran síntesis en su escritura, pero que nos dice mucho. Y al final, lo que buscamos al leer, es que nos cuenten algo. Y Lisy nos cuenta una gran historia. Nos la cuenta al tiempo en que hace alarde de un fino uso de las estrofas poéticas al servicio del contenido, y nunca al revés.
Lisy es una maestra transitando desde de esos poemas (casi epigramas) como:
Vienen de paso las flores,
animadas por tus manos
ramitas verdes,
tus manos
envuelven sus colores, deshacen
el gris de la tarde,
la dejadez que crece en las mías.
A poemas, también en verso libre, pero de más largo aliento. También emplea la prosa poética, la décima y el soneto; tanto en su forma convencional como en las deconstruidas.
Cada poema es una historia escrita a sentimiento. Son pequeños cuadros, fotografías del instante aquel en que la poeta vio una razón de escribir. El uso de un alto lirismo y lenguaje exquisito es uno de los mayores fuertes de los poemas. Las imágenes tanto alegres como tristes, tan directas como sinceras o románticas o duras, pueden conmoverte/nos en cualquier momento por la gran fuerza de la belleza presente en ellas.
Lisy nos habla de amor, desamor, de dolor, de placer, de sus hijos, familiares o de ella misma. Nos muestra su estado de ánimo al describirnos momentos, aparentemente intrascendentes del día, de la estación o del mes; pero que calaron en su ser. Bien profundo. Y ella nos lo narra siempre desde la mayor sinceridad. Quizás por eso resulta tan empático su discurso. Tan real que nos confunde a veces. De tarde en tarde podría bien ser un cuaderno epistolar si tomamos en cuenta el diálogo constante del sujeto lírico con el lector.
Este es un libro hermoso, lleno de sentimientos (a veces encontrados) que nos abre una ventana al mundo de la autora. Nos deja vislumbrar un poco de su alma luminosa. Es un libro sincero y que nos dialoga siempre desde la verdad. Es un libro que nos habla bien bajito, pero con mucho carácter; con mucha sabiduría.
Este, es un libro vivo, un libro mayor y, como tal, debemos respetarlo.
Una tarde para Lisy