No concibo mi vida sin dibujar

Por: Arturo Delgado Pruna


Cada día se publican tantas caricaturas online que ser medianamente conocido en el ámbito del humor gráfico es una proeza. Cualquiera puede subir su propia viñeta a Instagram o X, pero de ahí a que la lista de seguidores crezca depende de encontrar buenas ideas y de dibujar tanto como sea posible. Tal es el caso de José Alberto Rodríguez Ávila, nacido en Sancti Spíritus y cuya firma, Avilarte, es un juego de palabras entre su apellido y el oficio que desempeña.

En relativamente pocos meses, su obra ha ido escalando en Cartoon Movement; pero antes, Avilarte obtuvo mención en el Salón de Arte Contemporáneo en la capital de Cuba, lo cual demuestra que este graduado de la Universidad de las Artes de La Habana no es un novato. Luego de su participación en la Bienal del Humor de San Antonio de los Baños, donde obtuvo el premio del Museo del Humor e inauguró la expo personal La paradoja del arquero, conversamos con quien es ya una joven promesa en el humor gráfico cubano.

¿Fuiste un niño que dejaba de jugar con sus amigos porque preferías dibujar en solitario?

Desde pequeño, como a todos los niños, me gustó dibujar; me ponía delante del televisor a tratar de copiar animados, videos, juegos, etc. En la secundaria me enfoqué más en el dibujo, cuando mis amigos jugaban pelota yo estaba buscando cosas para dibujarlas. Luego empecé en Sancti Spíritus en el Taller Libre de Artes Plásticas, con vistas a prepararme para las pruebas de ingreso en la extinta Escuela de Artes Plásticas Oscar Fernández Morera, en Trinidad. Años después ingresé a la Universidad de las Artes ISA, en La Habana. Las artes visuales me apasionaron desde joven, no concibo mi vida sin dibujar o sin crear.

En poco tiempo has posicionado numerosas obras tuyas en las redes, ¿corres el riesgo de que la cantidad afecte la calidad?

Cuando ilustras para plataformas internacionales uno debe adaptarse a la dinámica de ellas. Si estás trabajando a contrarreloj se corre mucho riesgo, sobre todo cuando estás haciendo caricatura política porque dependes de la inmediatez y de lo que es tendencia, esos factores influyen en la obra; pero esto te crea una habilidad y con el tiempo los dibujos salen con más soltura.

¿No es irónico que se utilice el humor para denunciar hechos desagradables?

El humor es un mecanismo psíquico para afrontar de manera eficaz la adversidad y las situaciones negativas. El humor y la sátira en el arte funcionan como la manera a través de la cual el artista hace frente a la realidad amenazante cuando no está de acuerdo con algo o cuando tiene una opinión diferente.

¿Por eso la guerra es un leit motiv en tus caricaturas?

No tanto la guerra, mi enfoque apunta más hacia el genocidio. Una lucha donde más que la muerte de soldados ha cobrado la vida de más civiles de los que puedo contar. Ahí está enfocado mi trabajo, a esa reflexión sobre el genocidio y cómo desde mi arte denuncio lo que sufren los niños. El arte debe denunciar, hacer reflexionar y cuestionar nuestra forma de pensar. Uno debe enfocarse también en que se cumplan las máximas del acto creativo: creas la obra, esta expresa por sí misma un sistema de símbolos y el espectador cocrea otra obra.

¿Es valorado el humor gráfico como el resto de las artes visuales?

Cuando estudié en la escuela de arte, los alumnos criticaban a los que se decidían por la especialidad de Diseño Gráfico, que incluía el humor gráfico, la ilustración...; de ellos opinaban que eran los menos inteligentes. Casi siempre se han dividido los eventos de artes visuales de los eventos humorísticos. Si estudiamos bien, artistas de la talla de Lázaro Saavedra emplean el humor, la sátira y la caricatura en muchas de sus obras; o Duvier del Dago, que ha desarrollado la historieta. Tiene tanto valor el que hace una pintura al óleo, una escultura, una instalación, un videoarte, como el que hace una ilustración, una caricatura, una historieta… son parte de todo ese sistema que son las artes visuales.

 

 

AHS 24 de julio de 2025
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