Por: Erick Méndez Díaz
“Yo sé que una canción no basta
para transformar el mundo,
y que en vano se hace un arte
si se utiliza como un arma”.
Freddy Laffita
No sé si Freddy Laffita es un físico que canta o un cantante que formula acordes… Su magia nace de la convergencia de fuerzas y energías, esas que, en el plano de la vida, se representan como vectores que viajan en movimiento rectilíneo no uniforme directo al corazón de quien lo escucha.
Freddy, la física y la trova, ¿cómo empastan?
“Entre el humanismo y la ciencia no hay división alguna, más bien son espléndidos complementos. Cuando tratas de verlo, los grandes científicos son también grandes poetas, (…) en realidad es lo mismo, son solo dos visiones de conocimiento del mundo”.
La intensidad de sus letras, el manejo de una lírica permeada por el influjo de Jorge Luis Borges o César Vallejo; y un peculiar timbre de voz, han hecho de este hombre uno de los referentes dentro de la trova cubana contemporánea.
“La trova es un monstruo, un hermoso Frankestein donde caben todos los géneros. Coincido con la idea de que la trova es un sentimiento, pero esto no nos puede llevar a la confusión con el sentimentalismo.
“Es una forma de plantarse, de observar la vida, de hacer la vida. Para mí la mejor definición de trova es decir que «la trova es el trovador», cada trovador es único, cada trovador es una isla”.
¿Cuáles son esas islas donde Freddy encuentra refugio cuando navega por mares turbulentos?
“Son muchas, aunque, para ser justo debería comenzar hablando de La Trovuntivitis. A ellos les debo una canción.
“Hubo un momento en el que me iba a apartar del camino de la trova por circunstancias extremas que estaba viviendo, y si no es por La Trovuntivitis, por el actuar de ellos, yo no estuviera aquí.
“Ellos fueron los primeros que promocionaron mi obra, los que me invitaron a un Longina cuando pensaba que no tenía sentido seguir siendo trovador. Eso fue importantísimo”.

¿Y más allá?
“Las personas que más me inspiran son, quizás, los que menos tienen que ver conmigo. No te digo que no siga a Silvio, a Pablo o a Noel, sin embargo, mencionaría a Pedro Luis Ferrer con su perfección vocal, instrumental y compositiva. A veces me interesan más esos detalles, sobre todo para saber a qué se aspira en este oficio de cantar”.
Tal como el boxeador que protagoniza una de sus canciones más populares, muchos obstáculos ha tenido que sortear este trovador en su carrera profesional para que “no le quiten la pelea”.
“Nadie quiere oír hablar del «fatalismo geográfico», pero existe. No creo que tantos trovadores de provincia hayamos estado en una especie de alucinación colectiva. ¡No!
“Antes, cuando iba a cantar a La Habana empezaba el concierto diciendo: «vengo de Las Tunas, un lugar en el que La Habana queda más lejos que Francia». En el público algunos se reían, mientras que otros entendían que era algo muy serio.
“Gracias a la promoción de los amigos, y de algunos espacios de la radio y la televisión, hemos podido salir más allá de nuestras provincias (…). Los trovadores estamos conscientes de que la trova no es, necesariamente, un fenómeno de grandes masas, por eso más que la promoción, en mi caso, prefiero los encuentros con el público, con la gente que conoce y canta tus letras”.
Y si hablamos de canciones, ¿qué historias le gusta contar a Freddy Laffita?
“La mayor parte de las veces me gusta escribir canciones simples. Fíjate, no quiere decir que sean sencillas. Trato de contar historias al estilo de Borges, en donde la verdadera historia está siempre debajo.
“«Leve resplandor», por ejemplo, es una de esas historias que nacen cuando uno está muy enamorado. Yo estaba sentado en un parque de Moa, cuando, a decir de Fernando Cabreja, Moa era una constante nube de polvo rojo llena de hombres subiendo y bajando de los camiones.
“Fue una época bellísima, y yo, en aquel parque, sin una guitarra a la mano. Días después el propio Cabreja me prestó una y pude componer la música y la letra de esa canción.
“Todavía me asombra que haya sobrevivido tanto tiempo y que cada vez que voy a un lugar a cantar, la gente me la pide. Eso te hace ver que esas historias llegan a las personas, y me ha dado muchos ánimos para continuar.
“En esencia, «Leve resplandor» es eso, es el resplandor del amor entrando poquito a poco en tu vida y haciéndote ser un poquito más apegado a las cosas sencillas, comunes, como puede ser una calle de noviembre”.

No sé si Freddy es un físico que canta o un cantante que formula acordes. De solo escuchar su voz imagino el borde de su cara iluminado por el leve resplandor del fuego que quema su cigarro de sufrir.
Con un corazón trovero y ciego basta para entender que, lanzando pedradas al espejo, un tornillo puede encontrar la poesía.
Algunos buscan unicornios azules, otros lo perdonan casi todo en medio de la madrugada y el frío: Freddy Laffita tiene canciones, un vecino con un perro que se llama Porvenir y un cuarto corazón… con eso le basta.
“Cada trovador es una isla”